Libre y caprichosa como siempre. Con esa
capacidad tuya de latir por cada sueño, aunque lo tengas tan lejos que apenas
sientas los destellos de su luz.
Lates en cada cuento que inventas, en cada
historia que imaginas, siendo tú la protagonista.
Y te vuelves a acelerar.
Y
vuelves a subir tan alto que dejas de oír el eco que te llega des del suelo.
Te
encanta imaginar y darle vida a tus sueños, al final, siempre acabas topando
con el quién la sigue la consigue. Y por
eso nunca te daña soñar, porque te ves capaz de volver realidad cada beso, cada
abrazo. Y hacer posible cualquier subida a la cima aunque no hayas hecho jamás
más de cien metros sin rechistar.
Eres quejica, y a todo te encanta darle su
toque de drama. Tu equilibrio reside en que en cada pizca de drama que añades a
la historia, le sumas ilusión. Y así, los dramas son más dramas, pero también
los sueños son más mágicos.
Crees en la mágia. La de los momentos, los
rincones y las personas. Pero también sabes que la mágia solo reside en
aquellos que viven para encontrarla.
Te encanta encontrar respuestas en ojos. Y ganas
en sonrisas. Crees en el poder de la esencia de las personas, y te encanta
aprender a leerlas.
Eres sensiblemente fuerte. Ríes rompiendo
miedos, y lloras rompiendo corazones.
Odias dudar, pero cuando decides, no hay otro
rumbo que valga.
Eres tan tozuda que más de una vez sacas de
los nervios, pero cuando te endulces, salvas.
Siempre te acuerdas de los tuyos, pero a
olvidar no hay quién te gane.
Sigue viviendo.
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