sábado, 6 de junio de 2015

Aprender a jugar

Supongo que nunca he entendido que la cosa no iba en serio, o no lo he querido ver, que solo era un pasatiempo sin más importancia de la que le sueles dar a otros. Tal vez el error es intentar hacerte cambiar o quizás hacerme cambiar a mi misma e intentar convencerme de mi modernidad y de capacidades que no tengo y dudo de si podre tener algún día.
El mismo tiempo que puede regalarte maravillas puede hacértelas pasar putas, ese tiempo que a veces anhelas y a veces te sobra de tal manera que preferirías dormir antes que darte cuenta que tienes el tiempo suficiente como para darte cuenta que lo tienes.
Y reafirmo que el error es haberme creído única. ¿Qué coño única? ¡Si única lo soy! Lo que no soy es única para ti. Y aquí amigo, el problema no es mío sino tuyo. Mira a lo mejor un día vas a echar un vistazo a tu alrededor, o quizás nunca lo hagas, ya que como tú dices tienes demasiadas cosas que hacer como para perder el tiempo en pensar. Pero supongamos que algún día lo haces, ojala alguien te tome en serio, ojala alguien crea en tus palabras hechiceras, y aun mejor ojala quien te encuentres tenga un par de cojones y te deje claro como se juega a eso de las relaciones personales.
Y es que todo extremo es pecado si se juega mal. Dices que pienso demasiado solo porque tu piensas demasiado poco. Pensar equivale a estar solo contigo mismo, a descubrirse para descubrir mejor a los otros. Y aquí está tu punto débil que no crees ni tener, ni que exista, porque claro tú no tienes puntos débiles, tu eres de hormigón.
Y te juro que me gustaría ahora escribir un par de líneas que me crea pero no puedo ni escribirlo de lo falso que me suena dentro.  Ojala tuviera un par de ovarios para rechazarte la próxima vez que vengas a buscarme con tus frases preparadas y tus canciones de lista de reproducción, pero sé que no lo hare, sé que volveré a caer diciéndome a mi misma que el aprovechamiento es mutuo y que yo puedo ser igual que tu, esa argucia hecha aguas por todos lados.
La única conclusión, si se puede llamar así de un razonamiento poco convincente y que solo sigues cuando te da la real gana, es que esa relación de simbiosis, llamémoslo así para no entrar en más debates internos que al final van a hacerme reelaborar demasiadas ideas, es el mejor tipo de relación que podría tenerse, siempre y cuando se tenga claro que solo es eso, una relación de simbiosis mutua.

Quizás me gusten demasiado los retos, quizás me aborrezca demasiado la atención. 

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