Ella no quería que fuesen
uno de esos recuerdos que acumulan las calles de la gran ciudad, ni quería ser
un abrazo que te recuerda a otro, tampoco quería ser una sonrisa educada, ni
miles de planes sin hacer. Lo que ella quería era SER.
Ella no quería que fuesen
un recuerdo, quería ser un momento. Uno que durase mucho, un momento del que
nunca te cansas, uno que no tienes la necesidad de recordar porque sabes que lo
vivirás mañana.
De haber sido tanto, de
haber roto sus mapas emocionales, de haber compartido esos abrazos que solo
ellos sabían todo lo que escondían. De haber sido tanto, ¿qué coño hago yo
ahora?
Qué coño hago con mis
ganas de verte, qué coño hago con los sitios que quería enseñarte, qué coño
hago con los planes que me pensé solo para ti, qué coño hago con las ganas de
mirarte a los ojos, qué coño hago con mis ganas de mirarte la boca mientras te
ríes, qué coño hago con mis ganas de hacerte reír. Qué coño hago con mis
recuerdos si no quiero que lo sean.
Que jodido es querer a
veces, y digo “a veces” por dejarles algo de luz a esos pequeños que aún tienen
ansias de querer.
Dime qué coño tengo que
hacer conmigo para que sea un contigo, dime dónde tengo que esconderme para que
vuelvas, dime por qué has cogido nuestro hilo y le has dado más vueltas de si
de las que yo quería, dime cuándo volverás, dime si te espero, y dime qué tengo
que escribir en mi libro para seguir escribiendo.
Yo quiero escribir(me) contigo.
*nna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario